viernes, 28 de agosto de 2015

DARK SIDE OF THE MOON – PINK FLOYD | Por Carlos Padi Arlos.

Aunque he puesto todas las canciones, te recomiendo que te compres o descargues el disco en buena calidad y te tumbes cómodamente con unos buenos auriculares (no, los que dan en el AVE no valen). En este artículo hablamos de una verdadera máquina de romper récords. 50 millones de copias vendidas, situándolo como el segundo disco más vendido de la historia. 889 semanas (más de 17 años) en las listas de ventas. Y encima, tiene buena música. En este artículo hablamos de Dark Side Of The Moon, de Pink Floyd.

La banda, que comenzó sus andaduras a mediados de los años 60, quedó finalmente constituida por Roger Waters, Richard Wright y Nick Mason, liderados por el guitarrista, cantante y principal fuerza creativa Syd Barrett, con quien alcanzaron gran popularidad en el ámbito del rock psicodélico. No obstante, los cada vez más evidentes problemas mentales de este último, derivados de su abuso de drogas como el LSD, llevaron a la incorporación al grupo de un viejo amigo de Barrett, David Gilmour, como guitarra soporte durante sus actuaciones en directo. Finalmente, y dadas las circunstancias, tomaron la decisión de expulsar a Barrett definitivamente del grupo.

Comienza una nueva época de incertidumbre para el grupo, que había perdido a su líder y cabeza pensante. Lo que no sabían por aquel entonces es que su época dorada estaba aun por llegar. Waters asumió el liderato del grupo, y, con el nuevo sonido de guitarra de Gilmour, la banda abandonó definitivamente el rock psicodélico, con composiciones cercanas al rock sinfónico y progresivo.



En 1973 publican Dark Side Of The Moon, la primera de sus obras cumbre. Se trata de un álbum conceptual que gira alrededor de las presiones de la vida moderna, como el paso del tiempo o la avaricia, pero tratando de manera muy marcada la locura y la enfermedad mental, en clara alusión al amigo perdido. No se trata de una mera recopilación de canciones, sino una obra compacta de principio a fin.

El álbum abre con Speak To Me (Mason). El silencio se ve roto por latidos de corazón que van
aumentando en intensidad, sobre los cuales se van solapando muestras de las canciones que vendrán a continuación, junto con voces humanas y risas que aparecerán a lo largo de todo el disco. Durante la grabación, Roger propuso la idea de reclutar al personal del estudio y a cualquiera que pasara por allí para hacerles unas preguntas escritas en tarjetas. Colocaban a los entrevistados en una sala oscura con un micrófono donde se les mostraban las tarjetas con preguntas triviales (¿cuál es tu color favorito?), para más tarde abordar preguntas más relativas a los temas del disco, como la locura, la violencia o la muerte. Las respuestas se contestaban en el mismo orden que se hacían las preguntas, provocando respuestas sorprendentes; la pregunta “¿cuál fue la última vez que fuiste violento?” era seguida inmediatamente por la de “¿tenías razón?”.

Inmediatamente después comienza Breathe (Waters, Gilmour, Wright), una canción que produce calma, de ritmo tranquilo, como si caminaras sobre las nubes. La transición entre la parte instrumental y la parte vocal se lleva a cabo con una secuencia de acordes alterados, los cuales resuelven suavemente acompañados por una guitarra lap steel. La canción invita a tomarse un respiro, detenerse y reflexionar antes de continuar.



Esta paz llega a su fin con la irrupción de la frenética On The Run (Waters, Gilmour), una pista instrumental de música electrónica. Fue concebida en gran parte como experimentación en el estudio, y combina sintetizador y guitarras grabadas al revés jugando con las posibilidades del sonido estereofónico. Evoca el estrés y la ansiedad causadas por el transporte moderno, así como el miedo a la muerte.



Llegamos a Time (Waters, Mason, Gilmour, Wright), una de las canciones más importantes del disco. Un estruendoso sonar de relojes da paso a una larga pero interesante introducción, una atmósfera tranquila creada por el piano eléctrico y adornada por percusión. Un compás de batería inicia la parte vocal, cuya primera estrofa, cantada por Gilmour, habla de los que viven desperdiciando su tiempo, y una segunda, más melancólica y cantada por Richard Wright, nos cuenta que el tiempo no es infinito, y que puede llegar el arrepentimiento. A continuación, el solo de guitarra, marca de la casa. Notas alargadas y vibrantes, con abundantes efectos de eco y reverberación, nos hipnotizan durante más de un minuto, hasta que volvemos a las estrofas. Aquí nos volvemos a encontrar con Breathe, que nunca se había ido.



Suaves acordes de piano de jazz abren The Great Gig In The Sky (Wright, Clare Torry). Para este tema, los miembros del grupo se convierten en meros acompañantes de la verdadera estrella, la cantante de sesión Clare Torry. Después de oir algunos de sus trabajos anteriores, el ingeniero de sonido Alan Parsons la invitó a cantar en la pieza. Los miembros del grupo no le dieron muchas directrices, así que simplemente se dedicó a improvisar sobre el solo de piano. Inicialmente, Torry se sentía avergonzada por su exuberancia vocal dentro de la cabina de grabación, pero ellos estaban encantados con el resultado, tras lo que se editaron sus tomas para producir la versión final que aparece en el disco. Le pagaron 30 libras por su colaboración (300 euros actuales, aproximadamente), pero en 2004 demandó a la discográfica y la banda por royalties, reclamando que coescribió la canción junto con el pianista Richard Wright, ganando la pugna legal y llegando a un acuerdo económico con el grupo.



Ahora un ruido de cajas registradoras no avisa que hemos llegado a todo un clásico de la música rock, Money (Waters). Es la canción más popular y comercial del disco, conocida por su memorable riff de bajo, obra de Waters. Todo ello a pesar de que está compuesta en un inusual compás de 7/4, lo cual hace al principio difícil su escucha. Contiene un solo de saxofón, tras el cual la canción pasa a un compás de 4/4 durante el solo de guitarra, y finalmente volver a 7/4. La interpretación vocal corre a cargo de Gilmour, abarcando el tema de la codicia y el materialismo.



Us and Them (Waters, Wright) nos devuelve la calma que nos brindó en la primera cara del disco la canción “Breathe”, y el solo de saxo aporta la tensión necesaria a la pieza. Es en mi opinión, la mejor canción del disco. La melodía refleja tristeza, hasta que desemboca con cierta agresividad en un épico estribillo cantado por Gilmour y Wright junto con armonías vocales femeninas. Trata sobre la lucha para comprender los horrores de la guerra y la compasión.



“Any Colour You Like” (Gilmour, Mason, Wright) es una tercera pieza instrumental que replica de nuevo el tempo y la estructura de los acordes de “Breathe”. A pesar de que no tiene letra, la canción usa su título para explorar las opciones que tenemos en la vida. La pista termina gradualmente con una transición suave y tranquila hacia la pista siguiente.



El final del disco empieza con una de las dos únicas canciones cantadas por Waters del disco (las dos últimas), Brain Damage (Waters). Por primera vez en el disco se explora de forma directa el tema de la locura. La estrofa es tranquila pero inquietante, acompañada por suaves arpegios y fraseos de guitarra, a los que sigue un estribillo más contundente, acompañado por órgano y coro femenino. En particular, el verso “And if the band you're in starts playing different tunes” hace alusión directa a Syd Barrett, cuyo fantasma se percibe a lo largo de todo el álbum.



El viaje culmina en Eclipse (Waters), un resumen de todo el disco y la vida misma. Con un tempo lento y coros dramáticos de fondo, la música va avanzando en intensidad hasta que finalmente se acaba desvaneciendo de forma sublime. Tras el silencio podemos oír de nuevo latidos de corazón, convirtiendo el disco en un una gran canción que se repite en bucle eternamente.



Artículo escrito por Carlos Padi Arlos.

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