- Las reformas universitarias se hicieron atendiendo más a una serie de intereses económicos que educativos, creando una cantera para las grandes empresas que dejaba de lado el desarrollo humano y educativo de los estudiantes para formar individuos válidos en el mercado laboral.
- El sistema de créditos hace de la jornada del estudiante un horario laboral que aumenta las horas obligatorias e impide compaginar los estudios con un trabajo, ¡a no ser que hagas maravillas con tu tiempo como hemos hecho algunos para poder pagar nuestros estudios!
- Universidad solo para las élites, el aumento de las tasas y del precio de los créditos hace que la universidad solo puedan permitírsela los niños de papá, favoreciendo a la clase alta de la sociedad, ¡al resto que os den!
- El título de Grado es comparable a la FP del año 2009, suponiendo una formación muy básica, muy poco especializada y que da lugar a estudiantes poco cualificados que tienen que buscar formación en otros lugares, suponiendo esto más dinero, porque amigos el dinero es lo que mueve el Plan Bolonia.
- Marginación, el Plan Bolonia se basa en la rentabilidad de las carreras y esto tiene como consecuencia la marginación de las carreras menos técnicas.
Con todo esto, espero que el señor Gabilondo no vuelva a presentarse como un hombre de consenso, que sus compañeros no vuelvan a presentarlo como un GRAN Ministro de Educación, pues los que en su día trabajamos por una educación para todos hoy estamos sorprendidos con tanta farsa. Señor Gabilondo, si de verdad usted creé que consiguió que la educación fuera pública, gratuita y para tod@s le pido que se siente conmigo y le cuento mis heridas de guerra.
Los estudiantes somos como el carbono: más duros que el acero, más flexibles que el aluminio y más potentes que el titanio.
Artículo escrito por Luis González Campo.
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