París, 24 de junio de 1940.
Estimada Brigitte, siento no haberte escrito antes. Imagino que ya lo sabrás, pero Francia se ha rendido. No tuvieron oportunidad alguna de contraatacar, esa nueva táctica que ha decidido usar el alto mando, la guerra relámpago, ha funcionado. Recuerdo cuando mi padre me explicaba que cuando combatió en la primera gran guerra, su división a penas avanzó 2 Km en 4 años. En cambio ésta vez en apenas un año hemos conquistado tres países, sin dificultades. Me pregunto cuando decidirá el Führer el fin de las hostilidades. Desde que me llamaron a filas para la invasión de Polonia no he echo más que pensar en ti. Me preocupa lo que pueda ocurrir, temo caer en combate y no poder cumplir nuestros sueños. ¿Sigues enfadada? Créeme que si por mi fuera, estaría en Frankfurt contigo, planeando nuestra boda, pero resulta imposible negar algo a la Whermacht. Müller se negó a unirse al ejército y lo acabaron forzando a alistarse, no sin antes negarle el derecho a ascender de rango y recibir condecoraciones. Si me hubiera negado yo, seguramente hubiera ocurrido lo mismo, en ese caso acabaría esta guerra sin ningún tipo de honor y ya conoces a mi padre. Pero mejor dejo este tema. ¿Qué tal va todo en casa? ¿Qué tal están tus padres? He oído que los ingleses planean comenzar a bombardear Alemania. ¿Has visto algún avión? Por favor, si los rumores son ciertos y los británicos
comienzan a soltar bombas sobre nuestra patria, huye. Márchate lo más lejos que puedas de las zonas afectadas, refúgiate en el Este, allí estarás segura. No puedo ni imaginar llegar a casa y enterarme de que has muerto a manos del enemigo, no podría superarlo. No puedo escribir más, pronto he de partir a patrullar los alrededores de París. Espero que algún día llegues a ver esta magnífica ciudad, es un orgullo que haya pasado a formar parte del glorioso reich alemán. Espero entusiasmado tu respuesta.
Con amor, Franz.
Porto Cervo, 2 de agosto de 1942.
Mi amada Brigitte, estoy muy enfadado. Fui destinado al norte de África para combatir junto al Afrika Korps de Rommel. Allí las ofensivas británicas eran tan frecuentes que no tuve ni un solo respiro para si quiera escribirte una mísera carta. No exagero cuando digo que he llegado a pasar 2 días seguidos luchando sin descanso. Fui herido varias veces, aguanté posiciones yo solo durante horas y los únicos frutos que ha dado todo ello son unas vacaciones en Italia y una cruz de hierro. ¿Qué se puede comparar a unos días junto a ti? Al parecer para el ejército ni siquiera un héroe de guerra merece que se le conceda lo que pide. Y yo no pido nada más que pasar dos semanas en Alemania, junto a ti. Maldita sea, he asesinado a otros hombres, algunos eran simples niños, ni siquiera llegaban a la veintena de edad. He echo todo lo que fuera necesario para volver, y aún así me lo niegan. Según mis superiores “es todo un honor ascender a sargento y recibir una cruz de hierro tan joven, muchacho, debes conformarte y sentirte orgulloso”. Malditos prusianos... alzan el brazo orgullosos, se jactan de servir al Führer, pero después nos tratan a nosotros, sus soldados, los que servimos verdaderamente al Führer sangrando en el campo de batalla como si fuéramos escoria judía.
Pero dejando este tema. ¿Qué tal estás? Espero que no te haya enfadado no recibir ninguna carta. Esos malditos ingleses... ¿Qué tal están tus padres? He estado escuchando la radio, y cuentan que los británicos han bombardeado el nor-oeste de Alemania. ¿Has echo lo que te pedí en mi última carta? Si no es así por favor, hazlo, no quiero que te pase nada.
Debo decirte que es muy posible que mi próxima carta, nuevamente, tarde en llegar. Hoy he oído de la boca de un oficial de mi división que lo más probable es que nos destinen al frente del este. A
Stalingrado dicen algunos. Ya han enviado tropas a tomar la ciudad y, si todo va según lo previsto, caerá en pocas semanas. Los más optimistas dicen que Moscú no resistirá mucho más y creen que para Navidad ya estaremos en casa. Espero que sea cierto, no estoy dispuesto a aguantar un día más en esta guerra. Espero ansioso tu respuesta.
Con cariño, Franz.
Stalingrado, 25 de diciembre de 1942.
Feliz navidad Brigitte. Espero que te haya llegado mi regalo, el sargento de intendencia me lo consiguió a un buen precio y pensé que podría gustarte. ¿Qué tal por casa? Imagino la cena que habrá preparado tu madre. Me encantaría estar allí, en casa, junto a ti, cenando pollo caliente y apelstrudel, y no aquí, comiendo malditas raciones de campaña y vino barato. He recibido y leído todas tus cartas. Yo también te echo muchísimo de menos. Dijiste que Brunhilde estaba embarazada, ¿Ha dado ya a luz? ¿Como va a llamar al retoño? Desde que leí la carta no he parado de imaginarte a ti con nuestros hijos. ¿Te gustaría? Para mi sería un sueño cumplido, cada vez estoy más impaciente por volver y casarme contigo.
Debo decirte algo. No sé si lo habrán anunciado en Alemania pero... esta batalla está perdida. Aquí el frio es estremecedor, muchos han muerto congelados. Los rusos han cercado al sexto ejército, lo han rodeado y no tienen escapatoria. Hemos perdido a muchísimos hombres, muchísimos tanques... ha sido una masacre todos estos meses. Y de no haber sido por una retirada a tiempo, yo y toda mi división hubiéramos quedado encerrados en el cerco al sexto ejército.
Stiglitz y Bernard han enloquecido. Se pasan las noches sollozando, de día no entablan contacto con nadie a menos que entremos en combate. Hablan a sus fusiles y siempre desean un ataque ruso. Dicen que su única forma de sentirse vivos es matando soviéticos. Los iban a mandar a casa, pero su coronel decidió que era bueno tener a dos hombres tan dispuestos a arrebatar vidas soviéticas. ¿Qué está pasando? ¿En que no estamos convirtiendo? Ni si quiera mi padre estaría de acuerdo con lo que hacemos aquí. ¿Qué honor hay en fusilar a civiles? A cada día que pasa pongo más en duda las palabras del Führer. Incluso dudo de sus acusaciones a los judíos. Tengo un mal presentimiento. Algo me dice que esto no va a acabar bien. Lo sé, es una guerra, de ninguna manera puede acabar bien. Solo qué por alguna razón, soplan vientos de cambio, algo me dice que muy pronto la guerra se librará en casa, espero equivocarme.
Espero tu respuesta.
Con amor y añoranza, Franz.
Kursk, 8 de julio de 1943.
Mi amada Brigitte, aprovecho este pequeño respiro para escribirte. ¡Feliz cumpleaños! Ayer recibí tu regalo de Navidad. Una foto preciosa, me ayudará en mis momentos más difíciles, te estoy muy agradecido. Hoy por fin puedo traer buenas noticias. Decían que íbamos a perder la guerra, pero estamos llevando a cabo una ofensiva en Kursk que podría cambiar el curso de la guerra. Empezamos hace 3 días y hemos capturado a un gran número de soldados rusos. Hay tanques por doquier y nuestros aviones no paran de bombardear las posiciones enemigas. Además nuestras divisiones blindadas han sido reforzadas con ese nuevo tanque, Tiger lo llaman. Un tanque pesado armado con un 88mm, algunos dicen que es indestructible. El hedor del miedo entre las filas rusas se huele desde aquí. Siento no poder regalarte nada por tu cumpleaños, pero estamos muy atareados combatiendo intentando retrasar el avance enemigo, pero te prometo que en cuanto pueda buscaré algo que te guste. ¿Qué tal en Alemania? ¿Qué tal tus padres? Te echo mucho de menos, y quiero que sepas que te quiero muchísimo. No puedo seguir escribiendo, reanudamos la marcha.
Te quiere, Franz.
Algún lugar de Polonia, 3 de agosto de 1944.
Mi querida Brigitte. No sé dónde estoy. A noche sufrimos una emboscada por parte de tropas soviéticas y nos desbandamos. Esto no pinta bien, los rusos han avanzado muy deprisa, su armamento ha mejorado una auténtica barbaridad, aquí en Polonia la situación es un completo caos, los generales no consiguen organizar a las tropas y muchos hombres desertan para volver a casa con sus familias. Los americanos se han echo con el control de Italia y han desembarcado en Francia, y por lo que tengo entendido no andan lejos de Alemania. Estoy harto, Hitler es un completo idiota, a estas alturas debería haberse rendido. ¿Cuantos más deben morir hasta que se dé cuenta de que esta guerra está perdida desde que empezó? He perdido a todos mis amigos, a todos ellos. Diablos ni si quiera sé si la persona a la que escribo está viva. Empiezo a dudar de mi propia cordura, si no fuera por la foto que me mandaste lo más seguro es que me hubiera volado los sesos con mi pistola. ¿Qué tal en Alemania? En la radio dicen que hay bombardeos de día y de noche. Espero que estéis todos bien. Debo marcharme, si no encuentro a mi escuadrón cuanto antes me tildarán de desertor y me fusilarán. Te quiero, Brigitte. Tenlo presente, si muero, quiero que mis últimas palabras para ti sean éstas: Te amo.
Con amor, Franz.
Berlín, 24 de junio de 1945.
Mi querida Brigitte. Siento mucho lo de tus padres. Cuando nos veamos te abrazaré como nunca lo he echo. Por fin. Maldita sea por fin ha acabado esta puta guerra. Hoy hace 5 años desde que que te escribí en París. Hace 5 años estaba en la capital francesa, contento, victorioso. Hoy soy un hombre desaliñado, forzado a convertirse en un monstruo, cuyo estatus de “héroe de guerra alemán” casi le cuesta ser enviado a un gulag soviético. Han sido razonables y me han permitido marchar, pero por desgracia no todos los soldados alemanes correrán la misma suerte, cientos de miles están siendo enviados a los campos de trabajo en Siberia. Que dios los ampare. En esta carta no te preguntaré como estás, me lo podrás contar cuando llegue a Frankfurt. Un conocido de la división parte hoy hacia allí y te la entregará en mano. En cuanto a mi, un oficial exiliado me ha prometido el sueldo atrasado del último año y un transporte hacia Frankfurt para la semana que viene. Pronto nos veremos mi amor, muy pronto. Solo espero que me quieras tanto a mi como quisiste al Franz que se marchó en 1939. he visto cosas horribles, extremadamente horribles. Pero por fin ha acabado. Hasta pronto Brigitte.
Te quiere, Franz.
Artículo escrito por Aleix Alcázar.
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