No entendiste que yo fui capitana y cobarde al mismo tiempo.
Quería seguir tripulando un barco que ya no llevaba mi nombre con el miedo de un novato en su primer día de trabajo. No fui valiente nunca en el amor cómo iba a salvar a una tripulación entera de una tormenta que había creado yo. Me pediste algo que no tenía y te di algo que no necesitabas para ver si te saciabas con la nada para comprobar si te ahogabas con tu rabia, para saber si podías matarte con tu propio veneno.
Y comprobamos que no, que sobrevives a mil intentos de asesinato y a otros cuantos suicidios, que no soy yo sino la vida la que está en contra de que sigas devorando todo lo que tocas. Será por eso que dicen que "bicho malo nunca muere", pero es que tú no fuiste un simple bicho tú te convertiste en el monstruo que para ocultar su miedo se esconde debajo de la cama para no dejar dormir a quien lo acompaña.
Aunque no tuve cojones soñé con un mundo mejor, no me sacié con tu huida sino que esperé tu regreso para mostrarte que no me habías matado ni por fuera ni por dentro. Así es como acabé contigo.
Escrito por Natalia Luque.
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