martes, 20 de septiembre de 2016

Phineas Gage y la barra de hierro [Por Carlos Padilla]





La ciencia ha avanzado en varias ocasiones gracias a accidentes más o menos desafortunados, pero sin duda uno de los casos más aparatosos lo protagonizó el obrero de ferrocarriles Phineas P. Gage (1823-1860).


En 1848, una explosión durante las obras de construcción de una vía de ferrocarril en el Estado de Vermont (EEUU), provocó que una barra de metal de más de un metro de largo y más de tres
centímetros de diámetro saliese disparada atravesando el cráneo de Gage y aterrizando a casi 30 metros de distancia. La barra entró en su cráneo por la mejilla izquierda, pasó por detrás del ojo izquierdo y salió por la parte superior, atravesando el córtex cerebral anterior.


No solamente sobrevivió, sino que permaneció consciente en todo momento. Había perdido un ojo, pero a los pocos minutos ya era capaz de hablar y caminar, según la crónica del médico del pueblo, el cual dos meses después le dio el alta.


Totalmente recuperado, volvió a su trabajo, pero las personas con las que se relacionaba notaron un cambio importante en su personalidad y comportamiento. El movimiento y el habla estaban intactos, pero pasó de ser una persona sensible y respetuosa a ser maleducado y grosero, y mostraba conductas deshinibidas e impulsivas. Siendo antes un hombre responsable, se volvió irregular e irreverente, abandonando los planes antes de acabarlos, siendo por ello despedido de su empleo en los ferrocarriles y otros a los que se fue incorporando después.

La importancia de este caso para las neurociencias fue destacable, pues proporcionaba una de las primeras evidencias empíricas de que el lóbulo frontal controla aspectos relacionados con la personalidad, la emoción y la interacción con los demás.


Escrito por Carlos Padilla.

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