¿A dónde vamos? me preguntas asustado.
Nunca te ha gustado la velocidad,
pero sin embargo siempre que pasaba
me perseguías con la mirada.
Yo que siempre he sido de estar con la mente en todos los sitios
menos en el lugar donde piso,
tú que te empeñabas en marcar cada paso que dabas
por miedo a querer volver y perderte.
Ya sabes que no soy de calcular distancias ni organizar el mundo,
porque ni haciendo cuentas le encontraríamos el sentido a la vida.
Pero algún día se nos acabará la poesía
y no podremos gritar sin que nadie nos oiga,
sin que nadie nos mande a callar.
Entonces todas las páginas que esconden
todos los poemas que un día escribimos
desatarán la ira de quien retuvo más de lo que pudo.
Artículo escrito por Natalia Luque
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