No entendiste que yo fui capitana y cobarde al mismo tiempo.
Quería seguir tripulando un barco que ya no llevaba mi nombre con el miedo de un novato en su primer día de trabajo. No fui valiente nunca en el amor cómo iba a salvar a una tripulación entera de una tormenta que había creado yo. Me pediste algo que no tenía y te di algo que no necesitabas para ver si te saciabas con la nada para comprobar si te ahogabas con tu rabia, para saber si podías matarte con tu propio veneno.